PLOMO EN LAS ALAS: julio 2009

viernes, 24 de julio de 2009

Bon voyage!

Me cuentan la noticia de forma delicada,sutil y,aún así,no termino de procesar la información cuando experimento una conocida,aunque no por ello menos jodedora sensación de escozor en la boca del estómago.

Ha muerto Mara.

Quiso mostrarse ante mí como lo hace una extraña.Nunca llegamos a congeniar demasiado.Era de esas personas que parecen guardar siempre munición en la recámara.Cerraba la puerta a la posibilidad de encuentro. Jamás facilitaba las conversaciones francas.Supongo que albergaba demasiado rencor a la vida.Incapaz de distinguir donde se encontraba el enemigo.La última vez que la vi (hace de esto varios años),dejó plantada a la reunión porque se sintió molesta por alguno de mis comentarios...Y eso que,"me lo cogí con papel de fumar" y oculté cierta información confidencial que venía al caso -proveniente de sus labios- precisamente para salir en defensa de alguien que siempre la había protegido,además de intentar no comprometerla.

Eran los suyos ojos escudriñadores,de esos que te calibran y te traspasan sin que su dueño pueda hacer nada por evitar sacar a luz todo lo que está pensando.

Intento hacer balance de tantas cosas que no viví en su piel y,no puedo siquiera imaginar el sufrimiento que hubo de soportar desde muy niña;siempre tocada de salud,más aún de ánimo.Su carácter hosco y retraído le impedía sacar a la superfície el potencial del que su madre siempre hacía gala delante de las visitas.Pienso ahora en el imaginario e infinito dolor de aquel que un día fuera su tío favorito,de haberse enterado él de la fatal noticia.

Recuerdo los traumáticos días en que Mara vino a este lodazal llamado mundo,ya fuera del vientre de su madre.Los primeros sustos,las constantes idas y venidas al hospital;tiempo después,toda una macabra colección de afecciones e infecciones diversas y de ingresos clínicos que siempre parecía haber superado...Y,de entre toda esa amalgama de flashbacks,capturo una primera imagen:La del concurso escolar de disfraces.Fuí yo quien la atavié para la carnavalada.Qué paradoja! Iba disfrazada de médico cirujano,de esos bajo cuyas manos el destino ha querido verla perecer al fin,después de tantas guerras y de tan pocas victorias.El detallado y surrealista atuendo le valdría para conseguir el codiciado primer premio.Recuerdo las tardes que dedicamos juntas a confeccionar el traje y el tono de excitación infantil en que se encontraba.La evoco también disfrazada de niña-regalo,en la fiesta colegial del año siguiente.Adornada su cabeza con un tremendo lazo de color rojo,orgullosa del condicionado triunfo que a veces tiene una pequeña diferente por asocial,de aspecto enfermizo,a quien el entorno no siempre alcanza a comprender...La aprobación de los demás era tan importante para ella.En aquellos días, mientras tuve oportunidad de hacerlo -si es que en verdad la tuve alguna vez- traté de mostrarme cercana,a pesar de todos los condicionantes y prejuicios que imponía su peculiar entorno,pero fué inútil.

Años después,cuando volví a verla de nuevo,ya había alcanzado la etapa adolescente.Al igual que nos sucede a todos,creo que incluso con algún que otro golpe de más tratándose de ella,había perdido la inocente frescura de la infancia.En su caso concreto adiviné y,pude constatar después,la fugacidad de un tiempo moteado de sucesos vividos en carne propia y en ajena,del tipo de los que nadie debiera haber protagonizado jamás.Mara iba por el mundo con el miedo instalado en el semblante,defendiéndose a bocados de todo aquel a quien las circunstancias parecieran concederle mayores favores que a su persona,exactamente igual que lo hace un animal herido.Dudo que pueda reprochársele.No tuvo oportunidad de aprender nada bueno de un padre que no estaba preparado para serlo;siempre pegada a una madre triste,sobreprotectora e inestable.Me da pavor pensar,por un momento,cómo debe encontrarse ahora su madre.

No hay consuelo.No me enseñaron a rezar.No sé si creo en la existencia de un paraíso más allá de esta demoledora dimensión,pero sostengo que no puede haber mayor infierno que aquel que muchos deben soportar en vida.Si la muerte a menudo aparece en forma ruín y devastadora,sin duda en esta ocasión ha mostrado ante mí una de sus más sobrecogedoras caras. Exactamente hoy,hace un mes,Mara cumplía 25 años.
Esta mañana ha sido incinerada.

Algo más cascada y vacía tras haberme enterado de su huida sin retorno,bajo un periplo de malas noticias que parece no tener fin,rompo mi silencio.Deseo para Mara,allá donde éste,el sosiego y la felicidad que no logró encontrar entre nosotros.Quiero pensar que en otro lugar ya le han ofrecido un inmejorable recibimiento.Allí se encuentra parte de su gente y de la mía.Estarán saludándola en este mismo momento.Hallará al fin la paz que la mala fortuna se empeñó en arrebatarle,poco a poco y concienzudamente,desde el momento de su llegada.

Se ha marchado sin saber que,algunos de los que no éramos "el enemigo",la apreciábamos en la distancia.

Bon voyage!