domingo, 20 de julio de 2008

Las anti-Hellman


Echando un vistazo por mi entorno más inmediato acierto a discernir -siempre dentro de mi particular entender,claro-hasta llegar a la conclusión del irreparable menoscabo que,con seguridad,han venido efectuando las recientes filmaciones a propósito del mal entendido modelo femenino.Ninguna treintañera que yo conozca aspira ya a establecer sus más altas miras para llegar a convertirse en una Lillian Hellman o una Angela Davis cualesquiera,no.Las chicas en edad de merecer se inclinan en establecer para sí un patrón de conducta mucho más cercano al expuesto en la serie televisiva "Sexo en Nueva York",que tanto daño ha hecho y,que a tantas mantiene vivas en lacerante obsesión.Y,no parece que vengan a dolerles prendas.En un momento en que se vende a cada paso la realización profesional (géneros aparte),la mujer de nuestro tiempo aspira a construirse idéntico parámetro de triunfo que el que hasta ahora ha venido representando al hombre invicto,o eso dicen.Lo quiere todo al precio que sea;eso sí,sin renunciar al cuento de la princesita rosa y,además,jugando a emular el papel de la fémina sexualmente liberada,sin renunciar a estar en el mercado de la carne;pero,tratando de mantener,a la par,un inconsecuente halo de respetabilidad.Sus aspiraciones sentimentales pasan irremediablemente por la circunstancia de hacer una buena boda,celebración de no menos de cien invitados,traje de firma incluído o,en su defecto,en llegar a convertirse en la soltera mamá moderna que,dentro de unos años habrá pasado a ser la abuela de su propio bástago.Ha querido crear en su imaginación un parámetro de varón,que no existe,atribuyendo a éste todos y cada uno de los males de la humanidad.Si bien,no le faltan razones en este sentido,tampoco parece justo volcar sobre los hombres la responsabilidad del caos establecido,de cabo a rabo,en el universo.Cada quíen es presa de sí mismo y de sus limitaciones.Mantengo que las mujeres,en terreno emocional,han optado por igualarse a los hombres por el más bajo rasante.Al fin y al cabo,tal vez,en el fondo no existan diferencias consustanciales.Mientras ellos exponen su mal entendida virilidad con el consabido rollo falócrata,llaves en ristre de un "buga" último modelo;las mal llamadas "señoras" apilan zapatos y aderezos de última generación para facilitar la maniobra del cortejo,tal y como lo hacen determinadas especies de la fauna no racional;aunque,más tarde,nieguen tales estratagemas y aseguren buscar,sobre todas las cosas,el amor eterno.Se reúnen para hablar de "cosas de chicas" en encuentros que nunca he acertado a comprender,en los que se mienten descaradamente,unas a otras,en falsas loas encubridoras de las más verdes envídias,para acabar siempre por sacar la piel a tiras a todos aquellos que les han abandonado o,no eran lo suficientemente buenos para sus engoladas peripecias;sin llegar a plantearse ni por un momento,si acaso,fueran sus melindrosas poses las que no llegaran a cubrir expectativas en sentido contrario.

Ahora está de moda,según me cuentan,como retazo de relaciones pintorescas,llegar a hacerse con la connivencia de un amigo gay,a quien muchas han decidido exhibir casi como un trofeo de guerra (no entiendo como éstos se dejan),por eso de que dicen que dá caché y viste abundantemente el hecho de ser acompañada por él en determinados trámites relacionados con la estética.Para muchas,la amistad de un varón homosexual no cuenta en sí misma como un afecto desinteresado entre seres humanos.Marca la finalidad de otorgar un toque exótico en su tedioso devenir hasta el matrimonio.Me apuntan que algunas llegan incluso a perseguirlos por los garitos de Chueca,para establecer contacto forzado con los varones habituales de ese sector.Con seguridad,son las mismas que utilizan remilgados efemismos para no llamar nunca a las cosas por su nombre real;haciendo comedia cual una mala actriz a quien se le da bien hacerse la interesante,modulando sus gestos y su voz cuando se encuentran delante de señores que casi nunca lo son.No puede decirse que sea un pequeño ramillete de estas aldeanas urbanitas a las que he llegado a conocer en tan sonrojantes prácticas,sin entender jamás como pueden ser capaces de establecer la facultad de mantener por tanto tiempo el telón arriba;hasta que un día,hablando de ésto con un amigo me dijo que el quick de la cuestión está en que ese tipo de mujer es el que hace sentir listos hasta a los hombres que no lo son.Y,eso es lo que ellos necesitan.Lo que les gusta.Supongo que tenía razón;sin duda son esas mujeres las que llegan a alcanzar reconocimiento profesional sin esfuerzo alguno,haciendo gala de retorcidas armas,únicamente efectivas para lerdos;todo ello,sin llegar a "mojarse" en cualquiera de las situaciones ajenas a su calculadora consecución.Imposible de todo punto establecer con ellas la menor o más peregrina conversación de corte político.Se escudan,se parapetan y no exponen con claridad las aviesas intenciones que únicamente sitúan su meta en la posibilidad de medrar adecuadamente,dónde,y,a costa de lo que sea;ahora -eso sí-,si acaso fuera menester,acertarían raudas,veloces y,sin pestañear,a enunciar la relación detallada de últimos productos de la colección Christian Dior,a pesar de que nunca puedan llegar a pagarla.A esas paridas impuestas por la sociedad de consumo,sí les prestan atención.Ya,una vez casadas,me consta que engañan a sus parejas en todo aquello que pueda suponer diferencia de opinión.Les dan a ellos la razón,como a los locos,para acabar por hacer en la trastienda lo que les viene en gana,sin dejar de mantener la impertérrita carita de "yo no fuí".Por fuerza,su anuncio reclamo pasaría por la más egoista exigencia:"Mujer blanca busca cuento de hadas,con tintes de mass media, dentro del considerado prestigio social que rige el sistema para lo políticamente correcto;asimismo equiparado,en condición y apariencia,al dinero invertido en el guardarropa de mis más íntimas amigas". Sólo ellas han conseguido lo que nadie,y,es que,hasta en algunas ocasiones,acabe por entender a ese enigma llamado Hombre.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ummm... bien escrito y estoy de acuerdo en casi todo... No pareces una mujer escribiendo así... (quiero decir acerca de los gays y su relación con ciertas mujeres, y viceversa... pura relación simbiótica).

Carlota Garcinúñez dijo...

Pau,debo confesar de uno de mis muchos pecados estuvo siempre basado en el vano intento de tratar exclusivamente con seres humanos:Géneros aparte.En este sentido,excuso decirte cómo ha sido mi andadura."De culo y contra el viento",que apuntaba alguien que una vez conocí.Pese a ello,¿para qué mentir?.Encuentro cierto regustillo en esta incómoda postura.Para mí hombres y mujeres,sean o no homosexuales, son indivíduos,por encima de todo.Otra cosa es el carácter de mesnada de cada quién decida incluir en sus hábitos de conducta social.Si es necesario pagar peaje por mantener esta opción;no hay problema.Estoy acostumbrada.

Saludos,

Carlota.